Estos dos pequeños decidieron pasar un buen rato y se les ocurrió jugar con la pintura, sin embargo se les pasó un poco la mano pues terminaron con toda la cara, cabello y cuerpo pintado de diferentes colores.
Su padre los puso en la bañera para hablar con ellos y regañarlos por haber pintado toda la casa, sin embargo no pudo mantenerse serio al ver la carita de los traviesos, quien inocentemente escuchaban a su papá.
Con información de laurag.tv

